Marcos Sánchez Díaz
Como puedo ser como tú que todo lo puedes, apenas se como me llamo, nada es más grande que tu nombre, perteneces a la línea de lo sagrado.
El rayo de luz que bajo por las escaleras del cielo, junto a dos alas de nube blanca apuntando hacia el occidente, camino derecho que siguió el abuelo en su bote desde la Isla de San Vicente. Cuando podre verlo, decirle que doy gracias al todo poderoso por guiarlo hasta acá poseído en ese gran corazón lleno de amor y como guerrero fundando hace mas de doscientos años, este pueblo que hoy conocemos como Livingston, Labuga. Que vivas por siempre en los corazones de tus hijos y los hijos de los hijos de tus hijos.
7 LEYES DE LA ESPIRITUALIDAD GARIFUNA
a)
Entrega todo en manos de Dios
No existe nada en el
universo que esté exento del poder divino de Dios.
b)
Saber esperar, el día llegara
Los movimientos de los
elementos de la tierra giran alrededor de un eje, se acciona según su velocidad
y espacio, la temporada en fases de la luna nos invita a caminar junto a este
ciclo.
c)
Yo por ti y tú por mí
El servir a tu semejante es
una de las grandes metas de todo ser humano guiado por un espíritu de
luz, compartir solidariamente, convirtiendo sus nombres en melodías angelicales
a tus oídos y corazón.
d)
Tu mañana es el hoy
La celebración con ritmo punta,
dando bienvenida al espíritu en el tercer o noveno día de su transición,
retornando en el corazón de una ceremonia, en el Mali.
e) Se tu mismo ante todo
La identidad es
significativamente, importante, representada en tu lengua, gastronomía,
vestuario, consiguiendo la trascendencia y sobrevivencia cultural por todos los
siglos.
f) Vive y conságrate siempre
No existe un lugar
especifico donde se viva la verdad en el mundo terrenal, el camino estrecho
tendrá obstáculos que librar, el ancho es cómodo pero cansa demasiado rápido,
ruega por cada esquina de tu casa y tu pueblo y ser bendecidos por el divino
espíritu de Dios.
j) Se
feliz ante Dios, ancestros y tus hermanos
Se acerca el viento desde
el norte-sur. Mediremos el tiempo y alzaremos la velas, el espíritu aflojara las
cuerdas y pedirá con amor que no olvidemos nuestra promesa. Seamos obedientes y esperemos el día de la gran bendición.
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Por: Juan Carlos Sánchez
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