Chügü en Yuscaran Labuga 2009 |
Este ritmo igual nos enseña a reconstruir una diáspora vivida por nuestros ancestros desde África, la Isla de San Vicente, Honduras, conmemorando así su arribo a las Costas Caribeñas Guatemaltecas en este caso. Su ejecución con dos tambores o mas acompañados con sisiras o sonajas, revive el tiempo pasado visiblemente por medio del vestuario de campo, de casa, festivo, disfraces representativo de la cotidianidad cultural, especialmente en el mes de mayo y noviembre celebrando fe y arribo a nuestro nuevo hogar Centroamericano.
Algo que también vemos en esta expresión, los tambores primera, segunda y tercera, pueden ser del mismo tamaño, su afinación es por medio de trozos de madera o llaves que regulan el sonido cambiándoles el tono, la segunda asemejan al latido de vida que se siente en el corazón, es decir maneja la base del ritmo, mientras que la primera repica y dialoga con la persona que danza. Sin duda alguna este latir y sentir del tambor segunda, transmite el deseo de moverse libremente con respeto así mismo y a los demás, en sentido contrario a la del reloj entrando a un viaje astral en el cual se vive la experiencia fundamenta en la ley del amor y solidaridad en una ceremonia, cuando volvemos a bailar en circulo dentro del templo a retomar el viaje junto al sol y la dirección de la aguja del reloj, demostramos con ese acto que el único poderoso es Dios y los espíritus de nuestros abuelos y abuelas.
Tambor segunda y sonajas o sisira |
En festividades llamémosla populares con este ritmo se hace presente la vida social del individuo y de toda la comunidad, donde nace a veces una nueva estrategia para afrontar las necesidades básicas de una hermandad, sociedad, Asociación, población y todo lo demás, visión que llega a personas pensantes que disfrutan de estas actividades son inspirados a punto de crear resultados que pueden venir desde un corto, mediano y largo plazo, trayendo nueva esperanza para la comunidad. Esto es solo una rama de tantas cosas que el Dinamismo de la Cultura y su música crea un nuevo mundo y sentido de vida. El caminar con atención en dirección a la puesta del sol ,dándole gracias por la luz que nos a dado guiándonos sobre el trayecto que seguimos en el día, es el ejercicio del respeto a la propia naturaleza de la tierra, baile en circulo dentro del templo, las cuatro vueltas con incienso, mirra y agua bendita que se le dan a un templo durante y después de una ceremonia, tambores con cuero de venado o cabro en forma circular, la luna, el sol en forma circular, que nos dice que la naturaleza no encierra dentro de si todo el amor con la que ha sido creada y como parte de ella tenemos los mismos destinos que son: nacer, crecer, reproducir y morir.
En años pasados hablamos de 1982 por ejemplo se lograba ver a los abuelos y abuelas movidos por este ritmo en las principales calles de Livingston con una gran alegría en una firme unión de celebración de vida cultural e igual en Belice, Honduras y Nicaragua. El tambor segunda y tercera y en medio la primera, comunicándose entre sí con un lenguaje de amor y prosperidad logrando como resultado un sensible toque que penetra los sentimientos acomodándose en el más tierno rincón de la conciencia de los actores, provocando movimientos corporales que llevan al entendimiento de un solo idioma. Hablar un mismo idioma de amor festivo y fortaleciendo al mismo tiempo cuerpo y espíritu, la comunidad para un futuro mejor reacciona positivamente, no es solamente bailar es conocer y sentir su propia cultura, sus tradiciones que vienen de generación en generación en la misma forma de expresión, con el lenguaje corporal decimos presente en medio de la danza gritando en voz altísima soy Garífuna y amo mi cultura.
El Dinamismo Cultural se encuentra inmerso en la vida musical de nuestra nación.
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