Etnomusicolo Dr. Oliver Green y Juan Carlos, 1996 Dügü en Barranco Belize |
Son tantas las versiones referente a la música garífuna, al hablar de Punta por ejemplo se dice que representa en ella la fertilidad. Seguramente el movimiento de la cadera hace pensar que en verdad es algo que se origina por una necesidad física de unión, algunas personas le llama el Culeou o Culeado.
Fertilidad es sinónimo de vida y vemos la punta generando vida después de la muerte en la celebración un novenario, más no se ve la punta en la cama o cualquier otro lugar, punta es el nacimiento generado por la mística del sonido y no de un encantamiento sentimental del cuerpo. Antiguamente al danzar la punta en pareja que es la forma original de la danza en medio de un circulo formado por los pobladores, se podía ver públicamente si existía una química entre los actores y daba inicio a una relación con un proceso muy serio que los padres y familiares de la pareja marcaba. En la actualidad los movimiento corporales en esta danza son un poco más expresivos o agresivos creando la idea de sentimientos carnales que termina en una intimidad corporal, si vemos mas allá de la realidad, esta fertilidad es simplemente la capacidad de creación de vida después de la muerte y no la de crear un ser en la vida material.
Donde radica el verdadero sentir de la música Garífuna de una comunidad? se dice que está en la sangre, desde que nacemos el llanto o el silencio que invade nuestra mente ante la presencia de este nuevo ser, se convierte en una canción para los oídos y más cuando se le pone un nombre a la creatura.
Todo indica que la forma más sencilla de hacer música es mezclar un sonido con otro, los cayucos en la playa han sido un material de apoyo para los niños para conservar el toque del tambor, las conchas de almejas para que practiquen el Yancunu, los tambos vacios de agua o aceite como sus tambores han sonado a la orilla del mar. En el mundo de la música los niños desarrollan una habilidad en la retención de los actos que están presenciando y promueven la misma contagiando a sus amigos y hermanos a caminar la misma senda cultural. El sonido que emite el caracol en las playas anunciando la llegada de un pescador, al mismo tiempo que en las casas el mortero llora abrazando los plátanos cocidos al ser machucados a un ritmo con sabor a leche de coco fresco, al instante nace un canto para asimilar el arduo trabajo y el calor humano creando un sabor inigual de este dulce manjar el hudutu acompañado del ritmo del mortero y la pausa del remojo del plátano ya medio machucado. La comunidad Garífuna tiene cantos para, sacar el cayuco del mar, para adormecer un bebe, empajar un techo de alguna cabaña, para el büdürü o adobe y encontramos cantos para curar a un enfermo, invocación espiritual, trabajo de la yuca o mandioca.
La fuerza y velocidad de la fuente de energía cerebral sensible como la penetrante luz solar permite el crear una y otra forma de unión de sonidos para su propia estimulación. En el oído existe un sonido que a veces confundimos cuando colocamos una concha de caracol encima, se dice que es el sonido del mar que escuchamos, mas es el propio ruido que vive en el oído. Al educar el oído a sonidos como dos pedacitos de madera o clave pegando uno contra otro, invita a buscar otro instrumento de acompañamiento formando una armónica fusión musical, una guitarra, un tambor, concha de caracol. Una comunicación realmente inconfundible es la del viento, lluvia, truenos, el silencio en donde el aire dice tómame en tus manos sonando el tambor, quiere decir imita mi humildad, has muchos favores y no te pronuncies sin el calor del amor que e impregnado en ti por medio del creador.
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